La terapia Gestalt contemporánea moderna forma parte de los movimientos existenciales y humanistas. Desde su nacimiento se ha caracterizado por una tendencia integradora. Se inspira sobre todo en el psicoanálisis (W. Reich y K. Horney), la psicología de la Gestalt, la filosofía existencial (M. Buber, P. Tillich) u otros (bioenergética, holismo, psicodrama, budismo zen etc.).
La terapia se basa en el diálogo y la relación terapéutica. La terapia puede ser enriquecida por los llamados «experimentos» que le ayudan al cliente a tomar conciencia de sus acciones, las emociones que experimenta y lo que quiere o necesita hacer. La integración de nuevas experiencias a la vida actual del cliente representa otra parte de la terapia.
El terapeuta Gestalt cree que la gente nace con los recursos y capacidades necesarios para convivir con las personas en nuestro alrededor de modo satisfactorio y llevar una vida feliz y creativa. Puede ocurrir que este proceso se interrumpa, ya sea en la infancia o a lo largo de la vida, dejando al paciente bloqueado por patrones rígidos y creando en él convicciones que le obstaculizan el proceso natural. El objetivo de la terapia Gestalt es descubrir y explorar estos patrones y su influencia en la vida actual del paciente.